jueves, 4 de febrero de 2010

Sueños en Marruecos...

Hola, la historia que os voy a contar a continuación es la ilusión y el sueño que durante años hemos ido forjando unos cuantos amigos y yo.

Quien dice de utopías, que todo esta hecho?

Hace ya varios años, en el 90, que fue la primera vez que toqué Marruecos, fuimos en busca de nuevas aventuras, nuevas gentes, nuevos retos. Siempre con un espíritu alegre, buen humor y con una energía que desbordaba por todos los lados. Que buena manera de romper con los tópicos. Vivir el momento con todos los sentidos abiertos, receptivo a su cultura, intentado no dejar huella y respetando lo máximo posible.

Me dejo huella, tanto que cada vez que vuelvo siempre quiero más. No es que vaya a buscar nada en concreto, ni conozco con exactitud lo que quiero, sino simplemente tener abiertos todos los sentidos. Siempre regreso, pero voy con la sensación de no hacerlo. Es como volver a nacer.

Sobre Marruecos, debemos olvidar el tópico y muchas de las cosas que nos cuentan. Es un país acogedor, y las zonas montañosas aun más.

A veces ocurren contratiempos, que con un poco de paciencia se pueden resolver.

Esa frontera de trajín, los trámites aduaneros y algún roce con la poli son parte del viaje, pero una vez dentro del país todo cambia.

Cerca de Marrakech se encuentra el Atlas, un macizo impresionante. En primavera los valles que están a sus pies son tierras fértiles que están regadas por los torrentes de deshielo de las montañas del Atlas.

Aquí es donde habitan los bereberes, nadie mejor que ellos conoce estas abruptas montañas.

Seguimos con esa ilusión y después de varios años de experiencias seguimos con las ganas de esos primeros viajes.

Esta vez estoy con Mustapha, un bereber que habita en Tiloguite. Él es guía de montaña y además tiene el “diploma de la vida”, no tendrá los conocimientos de la vida de la ciudad, pero hay que ver como se desenvuelve en las montañas de la zona de Zauia Ahanesal.

Nuestro lugar es cerca de la Cathedral, en Zauia. Allá, junto a Said y su Gide d´etape, nos instalamos, es nuestro campo base. Durante años volvemos porque estamos como en casa. Eso sí, siempre hay algo nuevo.

Los bereberes del lugar ya nos conocen, hace poco se ha abierto la carretera, vamos que podemos llegar en la furgoneta. Hasta hace 3 años teníamos que llamar a Mohamed, que con su Land Rover de última generación nos trasladaba a la Cathedral.

Todos aprendemos, vemos que con lo poco que tienen lo bien que viven, no necesitan de mucho. Bueno este un tema que siempre sale en los viajes.

Llegamos a Tiloguite, y ya se acercan los chavales que salen de la escuela, siempre nos piden el balón de fútbol que llevamos todos los años. Después del partido y un te, nos trasladamos a la Gide d´etape.

Nos espera una calurosa bienvenida de Said y su familia, una buena harira y tahine.

Ya Mustapha y yo nos encargamos de la logística para el viaje hacia Anergui y el río Melloul.

Le pregunto por las condiciones de la pista, los Land Rovers, dónde acamparemos, si hay mucho agua, y, como no, cada año Mustapha controla mas el río y posiblemente este año baje él como guía o segundo guía en el raft.

Conocen todos los secretos de los valles, de los ríos, sus molinos, para ellos es la vida y para nosotros, Mustapha, es un seguro de vida.

Después de asentarnos, tomamos el te con ellos y hablamos de cómo van las cosas. Siempre llevamos ropa, calzado, utensilios para la cocina,… que les vienen bien a ellos. Es la hora del reparto y es un buen momento. Yo por lo menos disfruto.
Ya es de noche, y junto al fuego bajo y mirando las estrellas o la luna, contando alguna exageración de batalla, se nos van cerrando los ojos y hay veces que no llegamos ni a la cama, sacar el saco y allí mismo “ein lo” (dormidos).

Por la mañana, sin ningún tipo de despertador, solo con el horario solar y biológico, nos despertamos. Un buen desayuno con te bereber y ya… comenzamos la historia.

El Land Rover ultima generación nos esta preparado, lo cargamos con nuestros bártulos y Mohamed y su cuadrilla nos acercan a la parte alta del valle del Melloul.

Nosotros con nuestros barcos de plástico para navegar por el río. No se qué pensaran ellos, que dirán,… pero bueno aquí estamos navegando por el Melloul. Mustapha nos acompaña en piragua y el equipo de Mohamed va por arriba del valle, siguiéndonos por si acaso.

Quien diría que hay ríos en Marruecos, pues qué sorpresa encontrar una zona donde el hombre no ha hecho ningún tipo de construcción, y durante kilómetros y kilómetros navegas y vas viendo la vida que les da a esta gente este río del Atlas.

Volvemos a la Cathedral, un te, unas pastas e historias de Mustapha. Yo me siento a gusto, tengo mis razones, que si el lugar es bonito, la libertad, las experiencias compartidas,…bla bla,…

Pero lo que me pone de verdad es movernos en estos terrenos a veces inhóspitos, moverse con soltura y con vida, es de puta madre. Y ver gente que tiene otros valores y menos filosofía. Y YA ESTA

Al día siguiente nos vamos a conocer Taghia, las grandes paredes, la zona alta del Ahanesal, seguro que coincidimos con algún mercado, al cual se acercan de todos los caseríos de la zona. Centenares de burros, el medio de locomoción, cargados de vegetales, telares, utensilios para las casas,… pero también esa Ford Transit antigua o el Peugeot 504 lleno hasta arriba, que va por las pistas como si nada.

Mustapha nos acompaña y nos explica como vivieron sus antepasados, y se puede comprobar que no hay mucha diferencia a la vida actual. Parece que hacemos un viaje al pasado y vemos qué necesidades tienen ellos y las nuestra cuales son… cada uno que se haga su opinión. Pero no vale ver, hay que sentir, oler y tocar. Aunque también la retina nuestra es casi lo mas importante, esta bien la cámara de fotos, pero eso no sustituye al momento de estar allí.

Es poco tiempo pero nos sirve para hacernos una idea.

Seguimos con nuestro viaje o periplo. Regresamos donde Said, a la catedral. Que bien seguro que nos preparan un tahine de cordero, o que Mustapha nos lleva a su casa a cenar.

Si no hace mala noche, salimos a ver las estrellas y la luna, que es buen lugar para ello. Yo no controlo de estrellas ni de constelaciones, pero eso no quita que disfrute viéndolas, si hay alguien que lo hace, soy feliz que me lo explique, aunque al día siguiente es posible que se haya olvidado. Eso sí, si veo una fugaz pediré un deseo…

Por la noche, debajo de la gran catedral y con historias bereberes nos iremos a la piltra, me imagino que cansados.

Con el amanecer nos despertamos, y sin mirar el reloj. Ya la tripa me hacen ruidos y me apetece tomar ese café con leche o te con pan bereber y miel, fruta,…

Esta vez cogemos las barcas y nos vamos para dos días al río. Vamos hacer 60 kilómetros de forma autónoma, por el lugar que vamos no hay carreteras, sólo hay caminos que utilizan los pastores nómadas para llegar a los pastos cerca del río.

Pasaremos por gargantas profundas, con una altura de más de 200 mts, molinos que todavía funcionan para moler el cereal, acequias y todo sin ningún impacto del hombre.

Dormiremos cercanos a algún molino, donde un torrente nos abastezca de agua y un pueblo cercano para poder conocerlo y tomar el te.

Todo esto acompañado de aguas bravas, que sorprendentemente son espectaculares.

Después de dos días llegamos a Bim el Ouindame, el lago, donde se acaba nuestro periplo del Ahanesal, pero no de Marruecos.

Nos viene a buscar Mohamed, ya que Mustapha ha venido al río con nosotros. Es hora de despedirse de ellos, seguro que es agradable su compañía.

Mustapha nos acompaña a la zona de los cedros del Atlas. Un bosque inmenso con árboles que hemos visto en las casas de indianos que hay por la península. En mi pueblo es donde anida la cigüeña,

Es otra zona del Atlas, es más al norte y aquí han tenido más contacto con nuestra cultura. De todas maneras son bereberes y hospitalarios.

Llegamos al Oum E´rbia, las sources. Un lugar curioso ya que son más de 40 surgencias que aportan agua, y además agua salada. Curioso no?

Una familia nos acoge, no hay hoteles, ni restaurantes, pero sí gente que nos va a recibir con los brazos abiertos.

El río para ellos es también la vida, aquí sí tienen piscifactorías, pequeñas presas y riego para su tierra fértil. Un tierra rica, que la verdad no sé como la manipulan, ya que son 4 los que se llevan los beneficios.

Este río es también otro de los grandes de aguas bravas, con el agua bastante caliente y lleno de tortugas.

Curiosa la zona.

Y vuelta a Marrakech, la ciudad turística, y que prefiero que cada uno cuando visite, opine. A mi me parece una de las ciudades mas autenticas de mundo, mucha vida, siempre hay algo…

Espero que descubráis el otro Marruecos amable y tranquilo.

Agur